Una de las prioridades de cualquier escuela debe ser la estabilidad financiera, pues, si las finanzas no sustentan la existencia de la escuela, ¿cómo operar?

Con base en esto, podemos imaginar la cantidad de tareas, proyectos, y procesos que existen en una escuela con tal de mantener las finanzas saludables. Sin embargo, un error común al realizar estas actividades es llevarlas a cabo sin algún fundamento que motive a realizar dicha actividad.

Como consecuencia, tenemos estrategias fallidas, herramientas inútiles, procesos ineficientes, y proyectos que no brindan los resultados necesarios para lograr esa solidez financiera. A su vez, la esperanza de lograrla recae en una actividad recurrente que debe ser prioritaria en todo momento: gestionar.

Al profundizar más en este tema, descubriremos que gestionar debe cubrir 3 pilares clave sobre los que llegaremos a esa estabilidad: gestión financiera, gestión de ingresos, y gestión del patrimonio.

 

Gestión financiera

 

La prioridad es tener control de los costes financieros, documentar la información referente a los plazos en cobros y pagos, reportar constantemente los resultados (todos provenientes de una sola fuente), y establecer las políticas de gestión de la tesorería.

 

Gestión de ingresos

 

El planteamiento estratégico recae en cómo reforzar las fuentes principales de ingresos a largo plazo y cómo poder generar nuevas vías de ingresos que puedan crecer año con año.

 

Gestión del patrimonio

 

El patrimonio debe tener un rendimiento con un riesgo controlado, pero también maximizando la capacidad de utilización en cada caso. No gestionar correctamente el patrimonio, tiene un precio alto, aunque aparentemente no afecte a la actividad.

Comúnmente, el enfoque principal de las escuelas es el aspecto académico, por lo que la parte financiera se deja en el olvido. Al cubrir estas 3 necesidades, estaremos un paso más cerca del éxito financiero, por lo que podremos cumplir el resto de los objetivos.

 

Fuente: Éxito educativo